La artrología es la rama de la anatomía encargada del estudio de las articulaciones, siendo una articulación la unión de 2 o más huesos o cartílagos; al menos está definición será la que usemos para las verdaderas articulaciones, ya que, como ya veremos, en el cuerpo tenemos también una serie de falsas articulaciones.
Entre las funciones principales de las articulaciones podríamos indicar las siguientes:
Es muy importante indicar con respecto a las articulaciones que no todas las disciplinas o especialidades sanitarias o parasinatarias le brindan la misma importancia, ni tan siquiera le brindan las mismas cualidades.
Un ejemplo muy claro qué es importante destacar son las suturas craneales. Aunque se trata de una articulación con una movilidad muy reducida, la medicina occidental, durante años la ha considerado una articulación inmovil, pero a día de hoy se ha podido comprobar que el cráneo sufre un movimiento de expansión y contracción que no sería posible si no fuese gracias a los movimientos articulares.
A continuación realizaremos una clasificación de las articulaciones en base a su estructura y funcionalidad.
Son articulaciones “inmóviles” o de una movilidad muy reducida. Se trata de articulaciones fibrosas donde su pequeña movilidad es apenas imperceptible a la palpación y del todo inapreciable a simple vista.
Solamente podemos encontrarlas en los huesos del cráneo y su unión se produce mediante un tejido conectivo fibroso de gran densidad.
Tienen una estructura interdigitada que les confiere fuerza adicional y reduce considerablemente la posibilidad de fractura.
Se trata de una articulación evolutiva. En el nacimiento nos encontramos con unas articulaciones de gran movilidad que permite la deformación del cráneo para permitir su salida por el canal del parto. Posteriormente, según vamos llegando a la edad adulta, estas articulaciones se van osificando formando las sinostosis.
No presentan una unión tan rígida como las anteriores y lo realizan mediante una estructura fibrosa de ligamentos y membranas.
Aunque tampoco permiten gran movilidad, característica principal de todas las sinartrosis, si que es cierto que su disposición permite cierto grado de movimiento a su alrededor.
Un claro ejemplo lo encontramos en la membrana interósea que une el cúbito con el radio, que si bien hace que la unión entre ambos sea muy fuerte, permite que otras articulaciones cercanas puedan desarrollar su movimiento.
Algunos ejemplos más de este tipo de articulación son la membrana interósea que une la tibia con el peroné o el ligamento sacroilíaco posterior.
Articulación que fija un hueso dentro de una cavidad que lo recibe. Esta articulación se da únicamente en la articulación alveolodentaria.
Aunque siguen sin presentan una movilidad amplia, disponen de cierto grado de libertad de movimiento. Realizan su unión mediante cartílago pero sin presencia de cavidad sinovial.
Son conocidas como articulaciones cartilaginosas primarias (cartílago hialino). Se trata de una articulación temporal debido a que el cartílago hialino se reemplaza por hueso.
Su comportamiento es muy similar al de las sinartrosis y podemos encontrarlos en lugares de formación de hueso como pueden ser la metáfisis o la articulación entre la primera costillas y el manubrio esternal.
Son las articulaciones cartilaginosas secundarias que se encuentran fuertemente unidas por fibrocartílago y cuya movilidad es reducida.
Podemos encontrar ejemplos de estas articulaciones en la sínfisis del pubis, en los cuerpos vertebrales o en la articulación entre el manubrio y el cuerpo del esternón o entre el apéndice xifoides y el cuerpo del esternón.
A pesar de que parecen y en realidad son articulaciones muy poco móviles, no quieres decir que no sean de una gran importancia.
En el caso de la sínfisis del pubis, no solo supone la llave de cierre de la toda la cintura pélvica como si de un arco romano se tratase, sino que juega un papel crucial, sobre todo en la mujer en el momento del parto, ya que permitirá abrir la pelvis para permitir la salida del bebé por el canal del parto.
Se trata de articulaciones caracterizadas por su gran movilidad y alta complejidad estructural. Estas articulaciones son las responsables de locomoción y de darle movilidad a nuestro cuerpo, pero además poseen mecanismos para asegurar la inmovilidad cuando es necesario que predomine el sostén frente al desplazamiento.
Podemos encontrar una serie de características y componentes comunes a todas ellas.
Aquellas que tienen un solo eje de movilidad.
Los extremos de los huesos que se articulan forman una unidad con forma de bisagra. Este tipo de articulaciones solo permiten los movimientos de flexión y extensión.
Un claro ejemplo de este tipo de articulación es la formada entre el cúbito y el húmero, la articulación del codo. Esta articulación solo permite la flexión del brazo mediante la contracción del bíceps como músculo agonista y la extensión del brazo mediante la contracción del tríceps cuando es este el que actúa como agonista.
Una parte de un hueso articula con una anillo o escotadura de otro hueso permitiendo los movimientos de rotación.
El ejemplo más claro de este tipo de articulaciones lo encontramos en la atlantoaxoidea, que pone en conjunción el Axis (C2 o segunda vértebra cervical) con el Atlas (C1 o primera vértebra cervical). El diente del Axis o apófisis odontoide se inserta en el anillo dispuesto en el Atlas. Este encaje permite la ejecución de los movimientos cortos de negación mediante una ligera rotación a izquierda y derecha.
Son diartrosis que permiten el movimiento en dos planos perpendiculares (en base a dos ejes de movimiento.
Se trata de una articulación formada por un cóndilo ovalado que se articula con una cavidad elíptica. Un claro ejemplo de articulación radiocarpiana de la muñeca formada entre la región más distal del radio y la primera fila del carpo.
Por definición se trata de una articulación biaxial que tiene dos ejes de movimiento, aunque posteriormente explicaremos una excepción de este tipo de articulaciones.
Se trata de una articulación que dispone de una superficie articular de un hueso que tiene forma de silla de montar y la superficie articular de otro hueso que tiene la forma de una jinete sentado sobre esa silla.
Este tipo de articulación permite los movimientos de flexión, extensión, aducción y abducción. Un ejemplo es la articulación trapecio-metacarpiana.
La excepción que comentábamos con anterioridad es la articulación esternoclavicular. A pesar de ser una silla de montar, tiene de manera excepcional un tercer eje de movimiento que le permite ascender y descender.
Articulaciones que reúnen más de dos ejes de movilidad.
Se trata de dos superficies planas articuladas que permiten movimientos de deslizamiento en todos los sentidos, viendo limitada su movilidad por los ligamentos que la sujetan y los huesos adyacentes.
Por normal general son articulaciones que a pesar de que deberían tener una gran amplitud de movimientos debido a los tres ejes del espacio, sus sistemas ligamentarios les limitan enormemente los movimientos con el fin de evitar su luxación; no obstante, se trata de articulaciones baja congruencia articular que tienden con frecuencia a la luxación o subluxación.
Un ejemplo muy claro de articulación plana que puede luxarse con facilidad es la acromioclavicular. En concreto la luxación de esta articulación se produce, debido a su disposición, mediante la salida hacia arriba de la clavícula por encima del acromion de la escápula.
La cabeza de un hueso con forma de esfera se articula con una superficie cóncava. Son las más móviles de todo el cuerpo y permiten los movimientos en los tres ejes de movimiento (flexión- extensión, abducción-aducción y rotación-circunducción).
Un claro ejemplo es la articulación coxofemoral formada entre la cabeza del fémur y el acetábulo del hueso coxal que forma parte de la pelvis.
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